El Niño se resiste a crecer
Hace meses, los titulares de algunos medios de comunicación señalaban que El Niño en el Pacífico,podría regresar con fuerza a finales de 2014 y principios de 2015, para dejar su habitual tarjeta de visita en muchas zonas de la tierra. De hecho, hace solo unos meses, aquí en el tiempo.es se hablaba de que la OMM anticipaba que la probabilidad de que se formara el fenómeno tropical hacia finales de este año, sería del 75% al 80%.
Pero este posible Niño de 2015 es juguetón, y se lo está poniendo especialmente difícil a los que predicen su evolución y lo miran con lupa día a día. Los últimos datos publicados a principios de este mes por la NOAA, reflejan, que la probabilidad de que se forme El Niño en aguas tropicales del Pacíficohacia finales de 2014, es bastante inferior que antes, situándose cerca del 58%.
Recientemente, los modelos de predicción a largo plazo, junto con datos meteorológicos y oceanográficos recogidos durante muchos años, han ayudado a descifrar algunos enigmas de El Niño. Ya sabíamos que este fenómeno ocurre de manera cíclica cada 3 a 7 años, pero ahora también que su intensidad fluctúa cada diez. Que quiere decir esto, pues que hay décadas en las que se pueden registrar uno o dos fenómenos Niño muy intensos y marcados, y otras, como la actual, en la que se registran con más frecuencia, pero son menos intensos. También se ha observado que en la última década, ¨El Niño¨empieza formarse más tarde en el año y que las cálidas aguas que lo caracterizan, se concentran más en el Pacífico Central en lugar de en otras zonas, como la costa de Perú y Ecuador.
Veremos en que se queda este ¨El Niño¨de 2014-15, aunque la respuesta parece que no la tendremos hasta que estemos ya prácticamente en Navidad o durante los primeros compases del nuevo año.download movie Spider-Man: Homecoming now
A medida que cambia el clima de la tierra, y lo está haciendo bastante más rápido de a lo que estamos acostumbrados desde hace décadas, también cambia el comportamiento de fenómenos como ¨El Niño¨. Por eso, los modelos de predicción desarrollados hace ya varios años y empleados para anticipar si habrá o no Niño, y como llegará de nutrido, no acaban de simular debidamente esos acelerados cambios en el comportamiento de nuestra atmósfera y océanos.
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