El tiempo pasa volando y hace ya casi 4 meses que los meteorólogos de Meteofrance anunciaban a bombo y platillo que el verano de 2013 en España y otras zonas de Europa iba a ser mucho más frío de lo habitual y que las temperaturas en su conjunto estarían muy por debajo de lo que habitualmente se mide en muchos observatorios.

Pues bien, el verano se consume y aunque si hemos tenido algunos episodios puntuales de temperaturas mas frescas, si hacemos balance, este ha sido un verano bastante normal. Para empezar, habría que cuestionar seriamente la comparación de temperaturas registradas hace más de un siglo con las de hoy porque no tiene nada que ver como y donde se midieron entonces, sobre todo a la hora de hacer comparaciones climatológicas estacionales.
Hace solo unos días la agencia estatal de meteorología publicaba datos de precipitación y temperatura registrados en su red de observatorios durante el mes de agosto, el mes de verano por excelencia, el que muchos utilizamos como referencia para decir si este ha sido un verano fresco o caluroso, seco o lluvioso.

Anomalía de temperatura agosto 2013 (AEMET)

Anomalía de temperatura agosto 2013 (AEMET)


Agosto es el mes en el que muchos estamos de vacaciones y podemos observar a la intemperie más que ningún otro mes del año.
El informe de AEMET tiene un titular claro «agosto, cálido y desigual en precipitaciones» y es que agosto ha sido un mes cálido con una temperatura media mensual en España de 24 ºC, 1ºC por encima del valor normal usando como referencia el periodo de datos de 1971 a 2000. Las anomalías de temperatura más elevadas se han registrado en Galicia, oeste y sur de Castilla y León, Castilla la Mancha, Madrid, Extremadura, Andalucía, Canarias y algunas comarcas del nordeste de Cataluña y Baleares.
Como es habitual casi cada verano los termómetros ubicados en los aeropuertos de Sevilla (42.8 ºC) y Córdoba (42.4 ºC) han registrado las máximas más elevadas.
Un mes de agosto que por cierto se ha parecido bastante al de julio y que viene a confirmar que este verano, lejos de lo que auguraban nuestros vecinos meteorólogos franceses, ha sido uno con temperaturas «de libro» en gran parte de España.