La dificultad del meteorólogo en días adversos
Nos quedan pocos días para despedir este año y merece la pena que echemos un vistazo a los inconvenientes que afrontamos las personas que trabajamos en la meteorología. Salvo contados episodios, este mes de diciembre está siendo estable. Noviembre, sin embargo, se despidió con un tiempo muy revuelto. Tuvimos episodios de frío, nevadas en cotas bajas y además en algunas zonas el viento sopló con rachas huracanadas. Es en esos momentos cuando el papel del meteorólogo que trabaja en un medio de comunicación se hace realmente complicado. Son muchas las desventajas que tenemos que superar día a día para que la información se transmita sin debilitarse o engrandecerse demasiado.
En el mes pasado hubo puentes festivos con mucho tránsito por carreteras y con precipitaciones generosas repartidas por muchas comunidades. Éstas son situaciones en las que estamos obligados a insistir de forma reiterada en la necesidad de estar informados. Intentamos señalar de forma muy marcada las regiones en las que la inestabilidad puede ser la causa de una mayor inseguridad. Se trata de dar la información actualizada con el mayor grado de detalle posible de las zonas dónde las alertas son importantes. Cuesta decirlo, pero muchas veces nuestro empeño por informar de los avisos no se toma suficientemente en serio. No es raro escuchar comentarios del tipo “yo conozco la zona y allí no cae tanto”.
En algunas ocasiones es algún editor de informativos el que, con su “afán sensacionalista de la noticia”, no se conforma con los avisos ya decretados. Intenta llamar la atención del espectador sobredimensionando la situación meteorológica. Esto no nos favorece y nos quita credibilidad.
Tampoco podemos pasar por alto nuestro gran inconveniente diario, los pocos minutos de los que disponemos para exponer toda la información. En apenas dos minutos y medio debemos explicar con detalle que ha pasado y que es lo que va a pasar. En nuestra intervención tenemos que desgranar esas alertas incluyendo las cantidades de agua que se pueden llegar a recoger e insistir en que se tomen las precauciones necesarias en las regiones más vulnerables.
Al finalizar el episodio de tiempo adverso es hora de analizar las consecuencias. Solemos encontrarnos con regiones completamente anegadas, daños cuantiosos debidos al fuerte viento, carreteras intransitables por las intensas nevadas… Ante esto surge la siguiente pregunta, ¿es que no se avisó lo suficiente y a tiempo? Creo que sería justo también plantearse esta otra, ¿es que no se prestó suficiente atención y se infravaloró la palabra aviso?
Muchas veces no se nos escucha con detalle porque, lógicamente, cada uno presta su atención a la información de la zona que le interesa. Cuando las medidas de precaución deben extremarse y las consecuencias son dramáticas nos cansamos de oír: “el hombre o la mujer del tiempo se equivocó y no lo advirtió”.
Llegados a este punto, si ha quedado claro los problemas a los que nos enfrentamos las personas que nos dedicamos a elaborar y exponer la información meteorológica, objetivo cumplido. Creo que es posible que entre todos consigamos cada día amortiguar las consecuencias del tiempo severo.
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