Llevo 20 años comunicando información meteorológica a través de diferentes medios, y como todos los que vivimos y nos dedicamos a esta profesión,  no hay mejor momento que el de una buena tormenta con rayos y truenos, un temporal de viento y oleaje, una copiosa nevada o incluso un día de 48 grados a la sombra. Esos momentos extremos son la gasolina del meteorólogo, nos mueven y nos motivan, pero sobre todo, nos permiten disfrutar de muchos fenómenos que tantas horas hemos estudiado, y que debemos transmitir con rigor y transparencia a nuestra audiencia.

El meteorólogo o el amante de la meteorología, seguro que se identifica con mis palabras, aunque, esta pasión por la meteorología extrema también tiene su cruz, ya que cada año, son millones las personas afectadas por situaciones meteorológicas adversas.

Ayer mismo, un conocido meteorólogo del Weather Channel estadounidense, Tim Cantore, saltaba y gritaba de alegría al experimentar una tormenta de nieve con rayos y truenos, un fenómeno poco común que sin duda puede revolucionar a alguien que vive los fenómenos atmosféricos con pasión. Pero, mientras el transmitía su entusiasmo por la tormenta a millones de espectadores, los habitantes de ese lugar, que llevan semanas sepultados bajo más de un metro de nieve, con numerosos accidentes de tráfico y en algunos casos sin electricidad, seguramente no estarían tan entusiasmados como el famoso meteorólogo.  Maneras de comunicar a parte, la información transmitida por Cantore y el equipo del canal, siempre ha sido bastante rigurosa y de gran valor a la hora de alertar a la población de todas las inclemencias meteorológicas que se producen, sobre todo en un país como Estados Unidos donde están a la orden del día.

En España, los meteorólogos y divulgadores del tiempo, son más comedidos que en Estados Unidos o que en otros países del mundo. ¿Quiere decir eso, que vivimos nuestra profesión con menos intensidad que otros del gremio?, para nada, son solo estilos diferentes de comunicar, y aunque nos emocionamos y bastante ante determinadas situaciones meteorológicas, es difícil que llegemos al nivel de algunos ejemplos que os he incluido en este post.

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Sin llegar al nivel eufórico tipo Red Bull del compañero Tim, personalmente, creo que es bueno mostrar lo que cada uno lleva dentro por la meteorología, que contagiemos al espectador o al lector lo que nos gusta, que les hagamos cómplices de nuestra historia, y sobre todo, que esa pasión les haga confiar más aún en la información que les transmitimos día a día. Os aseguro que al final, esa energía que algunos verdaderamente sentimos por por esta siempre incierta ciencia de la meteorología,  puede salvar vidas o por lo menos evitar que algunos pongan la suya en riesgo.