Aunque en general el tiempo que tenemos en estos días es un placer y alegría para muchos, merece la pena que hagamos un alto y valoremos la situación con algo de detalle. Hace apenas diez días la atmósfera nos ofrecía el panorama típico por estas fechas: Anticiclón de las Azores ligeramente desplazado permitiendo la entrada de las bajas presiones por el norte peninsular. Hemos tenido la sucesión de sistemas frontales que han descargado bastante agua, especialmente en Galicia y cantidades más débiles en el resto de las comunidades. Las reservas de agua se encuentran en una situación espléndida con niveles que superan a nivel general el 80% de su capacidad. Un auténtico sueño que las cuencas del Júcar y el Segura se encuentren en estos momentos con agua. Quizá recordar que el disponer de estos niveles ha causado estragos en las cosechas, perdiendo cantidades incontables con las precipitaciones tan desmesuradas del anterior episodio tan inestable.

Chica pintando un cuadro al aire libre

Trabajo al aire libre. Imagen: Davsar88. Fuente: Wikimedia Commons

En estos momentos, sumergidos en un paréntesis de estación estival, no nos paramos a pensar que la llegada tan brusca de la estabilidad y las altas temperaturas tienen grandes desventajas. Las altas presiones han ganado la batalla y se han adueñado de la península y de la mayor parte de Europa. Añadimos además la entrada de una masa de aire muy cálida proveniente del norte de África que se ha encargado de rellenar casi toda la península de sur a norte, disparando los mercurios de los termómetros. Después de temperaturas frescas, esto supone un regalo y sobre todo sin pararse a pensar que todavía estamos en el ecuador del mes de abril. Si los valores máximos de las temperaturas han llegado este fin de semana a los 30 grados en el sur y sudeste y aún alcanzan esa cifra, podríamos pensar que el calendario se ha adelantado y esto no es lo que toca. La alegría, ahora viendo el sol y el ansia por guardar ya la ropa de abrigo, provoca que se nos olvide que quizás este calor se repetirá mucho en los próximos meses y nos cansaremos de esta situación.

No es sano que las altas temperaturas sigan tanto tiempo de forma repentina con nosotros y la masa de aire tan cálido apenas se mueva. Las consecuencias de esto sabemos que nos conducen entre otras cosas a los altos niveles de contaminación. En una atmósfera tan estable y con poca mezcla, en ausencia de viento, estos niveles se disparan y la salud se resiente. No se trata de convencer a nadie de las ventajas de los cambios atmosféricos, pero sí de conducir a una pequeña reflexión. Todo lo que tenemos ahora es aceptable en el momento que le corresponde y no con tanto adelanto.

Para todos los que están pendientes y auguran los cambios ya podemos confirmar que a partir del próximo jueves regresamos a los capítulos más normales de abril. Dejaremos entonces atrás este súbito calentamiento y será el tiempo realmente primaveral el que se quede con nosotros. El anticiclón cede y dará permiso a las bajas presiones para que dejen su influencia y además el aire cálido volverá por donde ha llegado. Van a bajar las temperaturas, comenzando por el extremo norte y las nubes se extenderán por gran parte del país. Y para los más desconfiados, añadimos que el frío además nos va a dejar imágenes con el copo blanco del invierno en el área pirenaica.